Hay gente que piensa que ha hecho tanto es su vida, pero la pregunta no es si has hecho tanto, la pregunta es si has hecho lo mejor.
Hemos estado estudiando el Salmos 126. Cuando el salmista nos habla de regresar con gavillas, está usando el trigo como ilustración. El trigo es un producto muy difícil de sostenerse. Era un milagro que hubiese una cosecha de trigo.
Por lo tanto, cuando el salmista dice que volverían con las gavillas, es que vendrían con un testimonio en sus manos.
Esta promesa no se hace hacia cualquier fruto, sino hacia al trigo. El trigo es de las cosechas que más peligro tiene.
Preservar el trigo era un milagro. Tener gavillas era un milagro, porque muchas cosas atacaban esta cosecha. Era un milagro que quedara algo en sus manos.
Génesis 37 nos habla de un joven que tiene un sueño. Este joven se llamaba José. El vio 11 grupos de gavillas, manojos, que se postraban delante de él. Dios le muestra el futuro a José en ese sueño.
Conocemos la historia. José es vendido por sus hermanos, llega a ser el jefe en Egipto, y lo pusieron a cargo de toda la ciudad.
José interpreta el sueño del Faraón: Siete años de vacas gordas, y siete años de vacas flacas; siete años de prosperidad, y siete años de escacez. Y su instrucción fue que había que guardar el trigo.
"Hay gente que piensa que ha hecho tanto es su vida, pero la pregunta no es si has hecho tanto, la pregunta es si has hecho lo mejor."
Lo que había en la tierra era una escacez de grano. Egipto contribuyó a la pobreza del mundo, acumulando todo el trigo, todo el grano, y escondiéndolo. No había grano ni para comer, ni para sembrar.
Entre los que enfrentaron ese problema de escacez de grano, se encontraba la familia de José; y se ven obligados a ir a Egipto.
En Génesis 43, Jacob envía a sus hijos a Egipto a comprar trigo. Ellos compraron y regresaron; pero el que se come la semilla, mañana tiene hambre. Y ahora tendrían que volver a comprar.
Y entonces José les exigió que esta vez trajeran a Benjamín con ellos. Para Jacob, su hijo José estaba muerto, y Benjamín era el único hijo que le quedaba de la mujer que amaba. Aquella por la que había trabajado por catorce años, y que había muerto al dar a luz a Benjamín.
Para Jacob, José y Benjamín eran muy especiales. Y José pidió ver a Benjamín, pero pedir a Benjamín era pedir lo más preciado.
La primera vez fueron y compraron, y comieron, pero se acabo, porque lo que no se hace a través de lo preciado dura un corto tiempo.
Y ahora José manda a buscar a Benjamín, declarando que, de lo contrario, no verían su rostro.
Jacob les reclama a sus hijos por qué habían dicho al varón - a José - que tenían otro hermano. En otras palabras, lo que Jacob estaba diciendo era: ¿Por qué dijeron que había algo más preciado?
No hay nada que tú le puedas ocultar a Dios. Dios sabe lo que es preciado para ti. Hoy puedes estar reclamándole a Dios por qué la comida que comiste se acabo, y decirle que le has dado lo mejor de ti, pero él sabe si es lo mejor.
Hay gente que piensa que ha hecho tanto es su vida, pero la pregunta no es si has hecho tanto, la pregunta es si has hecho lo mejor. Y puedes engañar al mundo, pero hay uno al que no le vas a ver el rostro, si tú no das lo mejor.
Pastor Roberto Ramírez