Fuimos adoptados por Dios, en Ef. 1:2-6 vemos que Dios nuestro Padre nos bendijo con toda bendición , entre ellas el predestinarnos para ser adoptados como hijos de Dios
Nada absolutamente nada puede arraigarse en nuestro corazón y vida si no somos conscientes de que tenemos un Padre.
Cómo conoces tú al Señor? Tal vez como el Gran Rey, el Eterno Señor, y cuando oras lo llamas "sempiterno Rey de gloria", imagínate que a tu papá le dijeras "Majestuoso Padre", "Poderoso Padre", verdad que no? A tu papá lo llamas papi, papito.
Lamentablemente, muchos no conocen a Dios como Padre, debemos saber sin lugar a dudas que El es nuestro Padre, que somos sus hijos y que le podemos decir Abba Padre, o sea "Papito".
Esto nos lleva a una relación de intimidad con Dios, una relación que nos bendice y que derrame bendición y amor sobre nuestras vidas. Una relación muy distinta a la que normalmente tenemos, pues vemos a Dios como el que espera que nos equivoquemos para venir y castigarnos, pero eso no es así; por el contrario El espera cualquier pretexto para bendecirnos.
En Marcos vemos que Jesús estaba en un momento muy difícil, se sentía deprimido, triste y angustiado, al punto que lo expresaba a sus discípulos, esto evidencia que El como hombre no veía salida; pero Jesús sí tenía salida, buscó a Papi, y lo trató como lo que era , su Hijo.
Jesús se hizo niño en el momento de mayor necesidad, nosotros nos volvemos teólogos en el momento de mayor necesidad, pero El reconoció a su Papi. Vamos a aprender a deshacer el corazón de Papi y entraremos con Papi en esta nueva temporada.
"Así que "mi paternidad determina mi seguridad", 2 Co. 6:18 dice que nuestro Padre es el Señor Todopoderoso."
Recordemos que no todas las personas con hijos de Dios sino que todos somos criaturas de Dios. En Jn. 1:12 vemos quienes son los que tienen el derecho de ser hijos de Dios, los que le recibieron y creen en Su nombre, así que recibimos el ADN divino.
Fuimos adoptados por Dios, en Ef. 1:2-6 vemos que Dios nuestro Padre nos bendijo con toda bendición , entre ellas el predestinarnos para ser adoptados como hijos de Dios y además la frase "según el puro afecto de su voluntad" significa que a Dios le dio la gana adoptarte, cuando uno tiene un hijo natural tiene que conformarse con lo que salga, pero cuando usted adopta usted escoge. Ahora bien, si Dios nos hizo hijos por me dio de Jesús, a quien El nos dio, entonces sabemos que además recibiremos todas las cosas, pues si El no escatimó dándonos a Jesús, quien es lo más valioso, entonces cómo no nos va dar todo lo demás.
Sin embargo seguimos creyendo que las cosas las recibimos por méritos, pero no es así, las recibimos porque El nos hizo sus hijos y El puede hacer el milagro que necesitamos.
Así que "mi paternidad determina mi seguridad", 2 Co. 6:18 dice que nuestro Padre es el Señor Todopoderoso.
Ser hijo de Dios nos da un estado que no merecíamos, el cuál recibimos por adopción, y el cuál nos pone en la misma posición que Jesús. Es Jesús más hijo de Dios que tú y yo? No, ahora no , pues al aceptar la paternidad de Dios, alcanzo la misma posición como hijo ante Dios como Padre y debo estar seguro de mi libertad como hijo para dirigirme a El.
En Jn. 20:17 vemos que Jesús, después de su muerte, nos ve como hermanos, y se refiere al Padre como nuestro Padre, y nos llama "hermanos". Somos hermanos porque tenemos el mismo Papá, ya no somos discípulos, sino hermanos.
De igual forma en Heb. 2:10 nos revela que el propósito de Jesús era llevar muchos "hijos" a la Gloria, y El no se avergüenza de llamarnos "hermanos". Jesús es nuestro hermano mayor, y no se avergüenza de llamarnos hermanos.
Así que si se quien soy , hijo de Dios, tengo un Padre, entonces sabré lo que tengo y lo que puedo hacer, en otras palabras , tengo una correcta identidad; por lo tanto , dejaré de tratarme mal y despreciarme. Así que declararé quien soy y lo que puedo recibir.
Vemos en Jn. 13:3 que Jesús sabía quien era y por lo tanto tenía una clara identidad, El sabía que tenía todas las cosas en las manos. De igual forma, nosotros tenemos todas las cosas en las manos si sabemos que somos hijos y hermanos de Jesús.
Pastor Roberto Ramírez