Consagra tu Casa a Dios
Bendiciones
Marca tu hogar, que la gente sepa que tu hogar está marcado y separado para Dios. Recibe esta palabra.
"Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová." Josué 24:14
A veces, sin darte cuenta, en el hogar se crea una atmósfera espiritual, emocional y físicamente cargada. Esto sucede porque, a través de los tiempos, en el hogar se van acumulando experiencias y cosas que, en vez de contribuir, lo que van es añadiendo presión. El hogar debe ser un lugar donde experimentes paz, gozo, descanso; pero la verdad es que, a través de la vida, el que más o el que menos, va acumulando cosas, y cargas espirituales y emocionales en su interior; cosas que se van acumulando en el hogar. Hasta que no saques estas cosas de tu hogar, la atmósfera no cambiará. Sí, aún debes sacar cosas físicas de tu hogar, eliminarlas de tu vida, para que la atmósfera comience a cambiar. Sacar lo que está en tu guardarropa, y hasta un pequeño cambio de pintura, de muebles, puede hacer una gran diferencia, emocional y espiritualmente.
En Josué 7, se cuenta la historia sobre Acán y su pecado. Josué vence a Jericó y, cuando van a entrar a la ciudad, advierte que nada iba a ser tomado de allí, que Jericó sería totalmente consagrada a Dios. Acán se dejó llevar por sus ojos, se dejó llevar de la lujuria, de ambición, y tomó de allí un manto babilónico y un tesoro que no podía tomar, y lo guardó en su hogar, causando que el pueblo sufriera una gran pérdida en su próxima batalla. Eventualmente, Acán y toda su familia, lamentablemente, murieron a causa de este acto. Aquello que debió haber sido un tiempo de progreso, de ventaja, de bendición, por causa de que un hombre trajo el anatema, se convirtió en luto. Aquel hombre depositó algo dentro del hogar que debió haberse quedado fuera; algo que se debió consagrar a Dios, produjo todo un problema en este hogar.
Hay cosas que se traen dentro del hogar que debes comenzar a eliminar. Artefactos físicos que traen malos recuerdos, que tienen representaciones incorrectas en el hogar. Algo tan sencillo como entrar a un hogar y ver algo que esté fuera de lugar o tal vez alguna pequeña imagen cargada espiritualmente de malos recuerdos y de cosas erróneas. Hay gente que hoy está reteniendo en su casa, cargas espirituales, demoniacas, emocionales, por no desprenderse de cosas que hace tiempo debieron haber sacado de su hogar. Viejos contratos, viejas amistades, viejos pactos, compromisos que hiciste, cosas que traen recuerdos del pasado, cosas que tienes guardadas, escondidas en baúles, en el armario.
¿Quieres que haya paz en tu casa? ¿Quieres que tu casa le sirva a Dios? Comienza a depurar tu casa, que no quede nada que recuerde el pasado, que traiga atadura espiritual, emocional. Esto solo lo puedes hacer tú. Es muy importante que tu hogar esté consagrado a Dios; los ídolos no tienen poder, sácalos de tu hogar. Si en tu hogar ha habido insomnio, disensión, problemas, falta de descanso, comienza a rebuscar las cosas físicas, emocionales y espirituales del pasado que tengas, que eliminar, para moverte al futuro y para que haya paz en tu vida.
Segundo, es importante que en tu casa haya ciertos tiempos y espacios que se respeten, que sean separados para Dios. No se trata de crear altares con imágenes, sino un lugar en tiempo y espacio que tus hijos, tu cónyuge y tu familia sepan es el lugar donde te encuentras con el Señor. Así como hay un cuarto de juegos o un cuarto para estar con la familia, saca un cuarto donde tengas tus libros de estudio, tu Biblia, un lugar donde puedas estar tranquilo y separarte un momento del caos del día a día para estar con Dios. Si tu casa no es tan grande para sacar un cuarto pequeño, hazlo en cualquier esquina, tal vez en tu dormitorio, pero lo importante es que tú y tu familia tengan el recordatorio de que tu hogar está consagrado a Dios.
Por último, de tiempo en tiempo, unge tu hogar, unge tu casa, unge a tus hijos. No necesitas que alguien más lo haga, tú lo puedes hacer. Busca un poco de aceite y, por las noches, mientras todos duermen, pon tus manos sobre ellos y ora, declarando la palabra del Señor sobre ellos. Haz esto, de tiempo en tiempo; al ungirlos, estás haciendo un Él. Tú eres el líder espiritual de tu hogar, a ti te toca ungir tu hogar; toma un poco de aceite y ve a la puerta y consagra tu casa. Cuando Dios le pidió al pueblo de Israel que saliera de Egipto, les pidió que tomaran sangre para que marcaran el dintel de la puerta. Moisés no fue y marcó las casas de todo el pueblo, fueron los padres de cada familia los que marcaron sus casas. Marca tu hogar, que la gente sepa que tu hogar está marcado y separado para Dios.
Si comienzas a hacer estas 3 cosas, ten por seguro que, en tu casa, comenzará a haber paz, comenzarás a ver cambios en tu vida, y a ver cómo Dios comienza a trabajar de forma sobrenatural y de forma especial sobre los tuyos.
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