CÓRRETE EL RIESGO
CÓRRETE EL RIESGO
Cuando tú te asocias con alguien, está tu reputación de por medio. Y la pregunta es si tú estás dispuesto a arruinar tu reputación por alguien. ¿Puedes amar a alguien de tal manera que tú arruines tu reputación? Puede ser que en el barrio hablen mal de ti porque tú andes con una persona, porque permites la proximidad con una persona; no es que tú consientas lo que la persona está haciendo, pero tú sabes que, si tú no estás cerca de esa persona, no tendría posibilidad alguna. ¿Por cuántos tú estarías dispuesto, por amor, a arriesgar tu reputación? Tú sabes de su reputación, pero sabes también que el hecho de que tú estés cerca, es la única oportunidad que tienen. Mientras otros te dicen que te alejes, tú te mantienes cerca porque, mientras tú estés cerca, tendrá oportunidad.
Veamos el ejemplo de María y José. María no podía ser la única virgen en aquel lugar, tenía que ser la única virgen desposada con el hombre correcto. Porque hacía falta el hombre correcto para aceptar lo que Dios iba a hacer con María. Y la Biblia dice que, cuando la gente estaba hablando mal de ella, él se la llevó en la noche, arriesgando que la gente siempre hablara mal de él; salvó la reputación de María, dañando la suya. Si lo que estaba dentro de ella era tan importante para Dios, José estaría dispuesto a cargar la vergüenza sobre sus hombros.
Gloria a Dios por la gente que Él pone al lado tuyo que caminan cargando tu vergüenza, sabiendo que su reputación no va a ser la mejor. Gloria a Dios por aquellos que no tienen miedo a contaminarse, por aquellos que dicen: Mi amor es tan grande, que voy a permanecer porque sé que solo así tendrás oportunidad.
Hay familiares tuyos que la única oportunidad que tienen es que tú estés con ellos, que camines con ellos. Hay gente que la única oportunidad que tienen de salvación es una llamada tuya, una conexión contigo, sentarse a la mesa contigo. Tú no sabes cuál va a ser esa invitación en la que un día la vida de esa persona cambie para siempre. Porque antes de convertirse a Dios, tienen que convertirse a ti.
Tú no puedes ser como el hijo mayor de la historia del hijo pródigo. En Lucas 15, vemos que cuando llegó el hijo menor a la casa, después de haberlo perdido todo, el hijo mayor se molestó y le dijo al Padre: Tú sabes que lo botó todo con prostitutas. Pero si el mayor sabía que el menor lo había gastado todo con prostitutas, entonces sabía dónde estaba el hermano, y no salió a buscarlo. Y ese es el problema de la iglesia. Sabemos ser hijos de Dios, pero somos malos hermanos. Sabiendo dónde está la gente perdida, no salimos a buscarla, pero siempre nos molestamos cuando Dios los bendice y los prospera por encima de lo que nosotros pensamos que debería.
Es triste que la iglesia esté llena de hermanos mayores como el del hijo pródigo, que sabiendo donde está el hermano comiendo algarrobas, dicen: No, yo para allá no voy, yo me quedo en la iglesia, y cuando él regrese hay que castigarlo. Pero no es así; cuando él regrese, hay que hacer fiesta. Y si tú no fuiste a buscarlo donde tú sabes que él está, eres tan culpable como él de estar en aquel lugar. Y es peor porque, si tú sabes donde él está, y tú estás bien, debes salir a buscarlo porque, aunque te embarres en el lodazal con los cerdos, la única oportunidad que él tiene de regresar es que tú estés cerca.
Gracias a Dios que, cuando tu hermano no te busca, tu Padre tiene comoquiera las puertas abiertas para recibirte. Gloria a Dios que tu Padre no tiene problema en juntarse contigo. Dios nunca ha tenido problema con tener un hijo que la gente rechaza. Él siempre se llamó a sí mismo el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. A Dios nunca le molestó identificarse con la peor parte de la vida de Jacob; le cambió el nombre a Israel, pero comoquiera quiso que por la eternidad lo conozcan como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Dios quiere que tú sepas que Él no tiene problema en asociarse con las peores partes de tu vida, sino que Él es capaz de meterse en el lodo contigo, aunque su reputación se dañe. Para muchos, la reputación de Jesús se dañó, pero aquellos a los que él se acercó, su vida cambió para siempre.
Ama, por encima de tu reputación. Pon el amor de Dios en ti hacia otros por encima de tu reputación, sabiendo que muchas veces la única oportunidad que otros tienen es que tú estés cerca de ellos.
Cuando te asocias a gente que es llamada pecadora, corres el riesgo de que se conviertan a Dios, convirtiéndose a ti. Y por ese riesgo vale más el esfuerzo de atreverte a permanecer cerca, aunque la gente te condene.
Es un riesgo que tú te conviertas a ellos. Tu reputación está en riesgo cuando estás cerca de ellos. A lo mejor vas a tener que pagar con creces tu mala reputación porque la gente te llama sus amigos. Pero si ese riesgo te lleva al mejor riesgo, que es que algún día la vida de ellos puede cambiar, tú debes estar dispuesto a correrte todos los riesgos, para que algún día sus vidas sean transformadas, cambiadas.
Atrévete a correrte el riesgo con alguien. Mientras evitas el riesgo, pierdes la conexión. Y tú puedes tener muchos contactos, pero poca intimidad, poca conexión. Amar es arriesgar. Eso es Dios, eso es el amor. Si ya tú has muerto al pecado, a la carne, entiende que la única oportunidad que algunos tienen en esta sociedad es que tú seas su amigo.
PASTOR ROBERTO RAMIREZ REYES
REPORTE MINISTERIAL
Contacto
Naucalpan de Juárez Edo. Méx.
53590 70355459 viol12@yahoo.com.mx