Dios Demanda el Primer Lugar
Dios no solamente demanda el diez por ciento, sino que inclusive exige la primera parte de ese diezmo, ¿por qué?
Dios no solamente demanda el diez por ciento, sino que inclusive exige la primera parte de ese diezmo, ¿por qué? Porque el diezmo es un asunto de fe. Dios les dijo a los israelitas: «me dan el oro y la plata de Jericó, que es la primera ciudad», y ellos en fe tuvieron que dejarla para él, creyendo que el Señor les daría otras ciudades.
Recuerda que habían pasado cuarenta años en el desierto donde no habían sembrado, criado ganado, ni obtenido salario de ninguna especie. Eran unos literales vagabundos sin otra cosa que la ropa que llevaban puesta y una promesa de Dios. El Señor quería probarlos.
Dios opera en un mundo de fe y está empeñado en enseñarnos a movernos en esa misma esfera. En Génesis 4:3 encontramos la conocida historia de Caín y Abel, pero examinemos de cerca lo ocurrido.
Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Génesis 4:3-5
Los dos hermanos traen una ofrenda, pero la de Caín le desagrada a Dios, mientras que la de Abel parece haber haber sido recibida con el favor del Señor. ¿Cuál es la diferencia? Olvidemos por un momento el hecho de que una era producto animal y otra verdura, esa no es la diferencia
"Dios opera en un mundo de fe y está empeñado en enseñarnos a movernos en esa misma esfera"
Veamos con cuidado, ¿qué ofreció Abel? El primogénito, las primicias de sus ovejas, mientras que Caín trajo «...del fruto de la tierra, una ofrenda al Señor». Esas no eran las primicias de su trabajo, ¡es ahí donde estriba la diferencia!
Esto es muy importante porque Caín solamente llevó una ofrenda cualquiera. «¡Quieres decir que yo puedo estar dando mi ofrenda los domingos sin que Dios me la tome en cuenta?» Sí, efectivamente, tú también puedes traer una ofrenda inútil que no logrará los resultados que deseabas porque no es lo que Dios pide de ti. El siempre pide lo primero.
¿Sabes cuál hijo le pidió Dios a Abraham en sacrificio? El primero, su único y largamente esperado hijo. Abraham no tenía otra cosa aparte de ese niño más que la promesa de que un día llegaría a ser padre de multitudes, ¡Sólo una promesa! Todas sus esperanzas estaban en este hijo que llevaba su apellido, la niña de sus ojos, el heredero de su fortuna, ¡y Dios le pide que lo sacrifique!
¿Qué clase de Dios tan severo podía hacer una demanda como esa? El Dios que lo amaba y le estaba enseñando a conservar sus prioridades en orden. Un Dios que quería guardar su promesa de bendecirlo por encima de todo a cambio de que le diera el primer lugar.
Observa que no le dijo, «Mira, Abraham, luego que tengas una docena de hijos, tú y Sarah pueden escoger al más orejón y me lo entregan». No señor, ¿cuál le pidió? El primero.
Pastor Roberto Ramírez
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