DOMINGO DE PRIMICIAS 13 DE DICIEMBRE 2020
Dios tiene un plan. Sin embargo, cuando los escépticos ven el lamentable estado de las condiciones mundiales, en muchos casos llegan a dudar de la existencia de Dios. Después de todo, arguyen, ¿cómo creer en un Dios creador del cielo y de la Tierra, quien puso a la raza humana en este planeta para finalmente abandonarla a su suerte?
¿Hay algo de cierto en esto?
Dios está haciendo más de lo que muchos creen. Como veremos, él tiene un plan cuidadosamente diseñado para traer paz al mundo y a la vez ofrecer salvación a la humanidad de la forma más extraordinaria: dándoles a los seres humanos la gran oportunidad de llevar a cabo su propósito.
Puede que actualmente no parezca así, pero la Fiesta de las Primicias, o Pentecostés, como se conoce en el Nuevo Testamento, tiene un significado que supera hasta la imaginación más fértil.
Contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, Dios sí está al tanto de los asuntos humanos, y de hecho, mucho más de lo que se cree. Mediante este antiguo festival que él mismo le ordenó observar a Israel, Dios nos ayuda a entender lo que él está haciendo y por qué (según muchos creen) pareciera que en la actualidad no está interviniendo para salvar a la humanidad.
Orígenes de la Fiesta de las Primicias
Poco después de entregarle los Diez Mandamientos a Israel, Dios le dio otro mandamiento: “Tres veces en el año me celebraréis fiesta. La fiesta de los panes sin levadura guardarás . . . también la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo; y la fiesta de la cosecha a la salida del año . . .” (Éxodo 23:14-16).
En esta Fiesta de la Siega, también conocida como la Fiesta de las Primicias o Fiesta de las Semanas, los israelitas ofrecían los primeros frutos de la cosecha de trigo en la Tierra Santa, al final de la primavera (Números 28:26; Éxodo 34:22). Unos meses más tarde celebraban otro festival, llamado la Fiesta de la Cosecha o Fiesta de Tabernáculos. Esta tenía lugar “al final del año”, es decir, al culminar el ciclo agrícola anual junto con el verano en Tierra Santa, cuando se recogía la gran cosecha.
Estos festivales fueron ordenados por Dios, y como él quiere que aprendamos de ellos, siguen vigentes para su pueblo en la actualidad. Además, debemos entender que cuando alguien observa los festivales de Dios hoy en día, no solo está conmemorando las bendiciones de Dios a los campos agrícolas en la Tierra Santa, sino que también está celebrando y aprendiendo algo mucho más importante: ¡el propósito de Dios y su plan de salvación para la humanidad!
La cosecha espiritual y sus primeros frutos espirituales
La Palabra de Dios habla de dos tipos de cosecha. Una de ellas es la cosecha física mencionada antes, pero que representa otra cosecha muchísimo más importante: la cosecha espiritual.
Veamos lo que dice Jesucristo en Lucas 10:1-2: “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: ‘La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies’”.
Aquí, Jesús compara la cosecha espiritual con la cosecha física de granos. En Juan 4:35-36 Jesús les dice a sus discípulos: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna . . .”
Las cosechas que enmarcaban las fiestas bíblicas dadas por Dios en realidad fueron diseñadas para enseñarnos acerca de la cosecha espiritual cuyas semillas Jesús vino a sembrar, y que posteriormente él mismo y sus discípulos empezaron a cosechar. Así como en el Medio Oriente había una cosecha temprana y otra tardía, la cosecha espiritual se compone también de dos fases.
El apóstol Santiago dice que Dios desea que los de su pueblo “seamos de los primeros frutos de su creación” (Santiago 1:18, énfasis agregado). Esto nos ayuda a comprender que aquellos con quienes Dios está trabajando ahora serán esos “primeros frutos”. Los primeros frutos son la muestra de la producción, lo que implica que hay otros frutos que se han de cosechar posteriormente.
¿Qué debe hacer usted?
Usted debería preguntarse: “¿Qué tanto sé acerca de esto?” Si usted dice: “No estoy ciego”, entonces es necesario que considere seriamente tomar algunas decisiones. Usted debe hacerle frente a esta pregunta: “¿Qué voy a hacer con la generosa oferta de Dios para ser parte de sus primeros frutos?”
Usted no escuchará acerca de esto en las iglesias cristianas tradicionales. Solo la verdadera Iglesia de Dios ha enseñado cómo el gran plan revelado de Dios incluye a todas las personas. Muy pocos entienden lo que realmente significa la salvación, y son aún menos los que entienden el concepto de las primicias. Obviamente, es imposible alcanzar una salvación que uno no entiende.
Sin embargo, si usted entiende que Dios está llamando y preparando sus primeros frutos, debe investigar acerca de su gran propósito para usted y para la humanidad. Somos parte de una creación especial, con la posibilidad de tener una relación con Dios que durará toda la eternidad.
Dios no quiere que nadie se quede fuera. Él “no quiere que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2da Pedro 3:9). La oportunidad de formar parte de los primeros frutos de la cosecha de Dios es muy especial. No es fácil, desde luego, pero tratándose de algo tan grandioso como esto, usted no esperaría que fuera fácil.
Usted debe comenzar por aprender más sobre Pentecostés. La Iglesia de Dios, en obediencia a esta enseñanza, estará guardando ese día y también cada uno de los festivales que Dios ha ordenado. Todos ellos explican los pasos vitales en su plan de salvación para la humanidad.
Reflexione acerca del llamado de Dios y pregúntese: ¿estaré siendo llamado para algo especial? ¿Tengo algún propósito? ¿Hay algo realmente grande sobre mi existencia que el mundo no me ha dicho? ¡La respuesta a estas tres interrogantes es un rotundo sí!
Pastor Robert Ramírez
REPORTE MINISTERIAL
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