El Árbol de la Vida
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. (Génesis 2:8-9)
La Biblia comienza, con la historia del mundo, con Adán y Eva en el huerto del Edén, y con 2 árboles: El árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal; y termina con Apocalipsis 22, con una nueva ciudad y un árbol de vida.
Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. (Apocalipsis 22:1-2)
La ciudad de Apocalipsis tipifica a la iglesia porque, cuando el cristiano se une como una sola iglesia, se convierte en una ciudad que provoca un mayor impacto.
¿Sabes lo único que debe haber en la iglesia? Como en la ciudad del Apocalipsis, el árbol de la vida. El árbol del bien y del mal, como en la vida de Adán y Eva, solo produce condenación, tristeza, culpabilidad; y la iglesia no fue llamada a esto. Por eso, Dios quiere que la iglesia esté organizada como ciudad, para que, en medio de ella, este el árbol de la vida. Que, cuando la gente esté en medio de la iglesia, este sea el único árbol disponible del cual comer.
Cuando la iglesia se organiza como ciudad, cuando se pone como lugar asentado, puede ser entonces la diferencia en medio de las naciones.
Cuando llegaste a la iglesia toda condenación desapareció, se fue la culpa. Cuando estabas en el mundo vivías en el huerto del Edén, donde comiste del árbol del bien y el mal, convirtiendo el paraíso en problema. Pero, a tiempo, Dios te trajo a una ciudad, a un lugar organizado, donde se te presentó una sola opción: Vivir disfrutando del árbol de la vida eterna, que se llama Jesucristo.
Al ver la Biblia, te darás cuenta que Dios siempre estuvo interesado en crear una nación y tener ciudades. Fíjate que una de las primeras cosas que Dios condena es una torre (Gn. 11). ¿Sabes por qué? Porque el hombre quería crecer y crecer hacia arriba, y crearse un nombre para sí mismo, y Dios quería que el pueblo no creciera hacia arriba, sino hacia al lado, que se expandiera. Desde el principio, la intención de Dios fue llenar la tierra (Gn. 1:28).
La ciudad que Dios mandó a sus hijos a construir, la nación que él manda a levantar, no es para darle gloria y honra a la población que forma parte de ella. Esta ciudad es para que todo el que se una tenga que darle gloria y honra a Dios. Esta nación vivirá diferente al resto y, por lo tanto, tiene resultados diferentes.
Dios le dijo a Abraham: Haré de ti una gran nación, te voy a bendecir (Gn. 12) porque Dios siempre ha estado en la industria de construir. Dios quiere construir gente, quiere construir una nación, construir ciudades. Todo lo demás son instrumentos básicos que se utilizan para cumplir la verdadera misión. La verdadera misión es construir ciudades, dentro de una nación, que le dé la gloria a él para que sea de testimonio a las demás naciones de que Él es quien protege y bendice.
Sé parte del plan de Dios y de la tarea más grande que Dios le ha dado a la iglesia: Levantar personas y transformar ciudades. Para esto, se requiere una iglesia que tenga pasión por los que están alrededor, y pasión por unirlos a la ciudad, para que se conecten con el árbol de la vida, que es Cristo, y sus vidas sean transformadas.
Pastor Roberto Ramírez
Siempre leemos los comentarios de cada mensaje. Es un verdadero gozo y un privilegio que Dios nos permita bendecir tantas vidas, aún a la distancia. Compártenos siempre cómo esta palabra ha bendecido tu vida.
Tema: El Árbol de la Vida
Comentario
Comentario
Comentario
Comentario
Comentario
Comentario
Nuevo comentario
REPORTE MINISTERIAL
Contacto
Naucalpan de Juárez Edo. Méx.
53590 70355459 viol12@yahoo.com.mx