27.11.2020 09:16
En una ocasión, Moisés, estando bien posicionado entre su gente y entre los egipcios, tomó una decisión basada en algo que le vino al corazón, pero aquello no resultó como él esperaba. Terminó matando a un egipcio, por defender a un judío, y luego los suyos lo rechazaron, porque no entendieron que sería usado por Dios para liberarlos. Entonces, Moisés salió huyendo.
Si algo trae incertidumbre a la vida del hombre, es cuando ha actuado basado en lo que el corazón le ha dicho, y luego las cosas no salen como pensaba; y, por lo general, alguien a quien tú amas te lo reclama y te lo señala. Y qué triste es, cuando recibimos el rechazo de aquellos a los cuales Dios nos ha llamado a libertar. Pero, a pesar de tus errores, y aunque hayas tomado ciertas decisiones que te hayan llevado a un momento difícil, la palabra dice, en Proverbios 16:9, que el corazón del hombre piensa su camino, mas Jehová endereza sus pasos. Si en algo puedes tener puesta tu seguridad, es en que, tu corazón piensa tu camino, pero cuando tú tomas esas decisiones, Dios va a enderezar tus pasos.
Ten la certeza y la seguridad de que puedes seguir siendo dirigido por el Espíritu de Dios, por lo que te dicta tu corazón. Hay gente que te va a rechazar, que no te va a recibir; gente que no va a entender lo que Dios ha puesto en tu corazón; y aunque las cosas, por un momento, parezcan salirte mal, debes tener la confianza de que tú pensaste tu camino, y Dios se va a encargar de enderezar tus pasos. Todo lo torcido que venga por causa de las decisiones que hayas tomado entendiendo que estás siguiendo a Dios, él se encargará de enderezarlas y llevarte al lugar correcto.
Lo que parecía una tragedia en la vida de Moisés, se convierte en el mejor momento de su vida; porque no hay peor manera de vivir que con una crisis de identidad. Tu fe siempre está ligada a aquellas condiciones que se han creado en tu mente y que se han puesto en tu interior por aquellos a tu alrededor. Y, cuando miramos la vida de un hombre como Moisés, tenemos que saber que miramos a alguien que tenía una crisis gigantesca de identidad.
Dios había dirigido los pasos de Moisés, desde muy pequeño. Cuando nació, había una amenaza de muerte sobre su vida, había un decreto que decía que todo niño menor de dos años debía morir; pero Moisés fue librado, y de una manera muy curiosa: Siendo judío, fue criado por los egipcios. Aprendió el lenguaje de los egipcios, estudió en las mejores escuelas de los egipcios, comió comida egipcia; aunque vivía en un ambiente de egipcios, era criado por su madre, que era judía. Por eso, lo que le decía su interior, le causaba crisis, porque lo que estaba viviendo era diferente a lo que se le estaba diciendo. Y, al ver a aquel egipcio maltratando a un judío, su interior le dice que tiene que hacer algo. Mata al egipcio, y cuando va a resolver un problema entre dos judíos, dos israelitas, ellos lo rechazan, y le hacen huir de aquel lugar. Ahora, no tan solo era rechazado por los egipcios, sino también por los suyos.
A veces, a los cristianos nos pasa igual. No encajamos con el mundo, y en ocasiones, por causa de diferencias en doctrinas, tampoco con otros cristianos. Y, cuando te encuentras en este punto, entre el mundo y la religión, te encuentras en el mejor momento, porque entonces te puede hablar Dios, y decirte quién eres.
Tu corazón siempre te va a dirigir, no a lo que el mundo dice que tú eres, sino a un lugar donde Dios se va a encontrar contigo, y decirte quien tú eres. Moisés, por causa de que fue rechazado por los egipcios y por los judíos, tuvo que irse al desierto; y allí, Dios le habla, y cuando Moisés se acercó a la zarza ardiendo, Dios le dijo que se quitara las sandalias de sus pies, porque el lugar en que estaba era un lugar santo. Dios no le dijo que el lugar donde Dios estaba era santo, sino el lugar donde Moisés estaba. Santo quiere decir separado con un propósito divino. Dios le estaba diciendo que, aquel lugar que él pensaba que había sido producto de un error, en realidad era un espacio que Dios tenía preparado, reservado para su vida, donde él le mostraría quién era y para qué lo había llamado. Ya Moisés no tendría que huir por lo que los egipcios le dijeron, ya no viviría por lo que vivieron los egipcios, sino por aquella experiencia que Dios le daba en aquel momento. Moisés saldría de aquel lugar con la confianza de que fue Dios quien lo llamó, de que su identidad no vendría de aquellos que le habían rechazado, sino de que Dios le había llamado y separado.
Todo lo que ha pasado en tu vida que, quizás, ha causado que alguien te rechace, que alguien te mande al desierto, ha sido parte del plan de Dios para tu vida, para que te encuentres con Aquel que quiere decirte exactamente quién tú eres. Tú no eres definido ni por el mundo ni por la religión, sino que es Dios quien te define, es él quien puede decirte quién eres tú. Y, cuando es Dios quien te dice quién tú eres, puedes ver cada parte de tu vida, dentro del plan divino y, en adelante, confiar en esa voz que hay en tu interior.
En aquel lugar, Dios reveló su llamado a Moisés, y este se preocupó porque no le creerían que él había sido escogido para libertar al pueblo, y preguntó en nombre de quién iría, a lo que Dios respondió que iría en nombre de YO SOY EL QUE SOY. Y hoy tú puedes también caminar con la seguridad de que YO SOY EL QUE SOY va contigo.
PASTOR ROBERT RAMIREZ
