Lo Valioso para Dios
Nos preparamos para Semana Santa en nuestra iglesia. Hay dos cosas que, como iglesia, hacemos todos los años en este tiempo, y que por varios años, hemos incluido a aquellos que, como tú, se conectan con nosotros, a través de los diferentes medios. Este año, queremos hacerlo una vez más.
Lo primero que queremos hacer es incluir los nombres de tus familiares y seres queridos en el listado de nombres de personas por las que estamos intercediendo todos los días, a las 3 AM, en nuestros hogares. es para todas aquellas personas que necesitan un encuentro con Dios; imprimiremos tu boleta, y hasta ese fin de Semana Santa estaremos orando por su salvación, creyendo contigo que, en el nombre de Jesús, tu familia recibirá a nuestro Señor Jesucristo como su Salvador.
Lo segundo que hacemos en nuestra iglesia durante este tiempo es prepararnos con anticipación para presentarle a Dios la mejor semilla, la mejor ofrenda. A esta ofrenda de Viernes Santo le hemos llamado La Preciosa Semilla. Ese Viernes Santo y ese Domingo de Resurrección nuestra iglesia se desborda en generosidad; venimos con fe, con expectativa, creyendo que nuestra semilla Dios la va a multiplicar al mil por uno. Podemos testificarte que los más grandes milagros económicos de nuestro ministerio, han ocurrido durante un tiempo de Semana Santa.
Si tú estás esperando un milagro económico, si tú necesitas multiplicación y aumento en tu vida, si tú necesitas que Dios se mueva a favor tuyo, hay algo que es el poder de una semilla de sacrificio. Cuando tú te presentas ante el Señor con tu preciosa semilla, tu vida cambia para siempre; Dios manifiesta su poder, los cielos se mueven a tu favor, desatando lo sobrenatural en tu vida, sé uno de los que van a ver la mano de Dios obrando de manera sobrenatural en su vida.
¿Por qué le llamamos la preciosa semilla? En Salmos 126, se nos habla de aquel que lleva la preciosa semilla; dice la Biblia que va con lágrimas, pero regresará con alegría, gozando con las gavillas en su mano. La preciosa semilla era lo más valioso que una persona tenía; la vemos a través de la palabra del Señor en múltiples ocasiones. Jesús viene a ser la preciosa semilla; era lo mejor que Dios tenía. Él no ofreció un ángel, sino a su Hijo. Y, cuando tú entregas lo más valioso, hay promesa de parte de Dios para tu vida; cuando recibes esa revelación y actúas sobre ella, el cielo se mueve a favor tuyo. La pregunta es: ¿Qué es valioso para Dios?
Si realmente para ti algo es valioso, para Dios lo va a ser. Cuando vas a presentar una ofrenda ante Dios, sobre todo en un momento tan fértil como este, tienes que asegurarte de hacer lo mejor, no por tu estándar, sino por el de Dios. Abraham tenía dos hijos. ¿Era valioso Ismael para Abraham? Sí. ¿Era valioso Isaac para Abraham? Sí; ambos eran importantes, de valor. Pero, cuando Dios le pide un hijo a Abraham, no le pide a Ismael, sino a Isaac; porque Él sabía que, aunque los dos eran valiosos, en el corazón de Abraham, el más valioso era Isaac. Por lo tanto, si Abraham llevaba a Ismael, podía decir que estaba entregando algo valioso, pero el estándar de valor de Dios es diferente.
A veces, le damos a Dios algo que nos cuesta, que tiene un valor, pero no necesariamente le estamos entregando aquello que es lo más preciado. Y el milagro ocurre cuando tú le das a Dios aquello que vale. En Marcos 12, hay una ofrenda que da una mujer, que nos muestra una manera en la que Dios mide las cosas.
“41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.” Marcos 12:41-44
Jesús vio el valor de la ofrenda, no por la cantidad que se dio, sino por la cantidad que sobró cuando se dio. Los ricos echaban mucho, pero les sobraba mucho; mientras que a aquella viuda probablemente no le quedó nada luego de echar aquellas blancas. Cuando tú das como esta viuda, es porque confías en que Dios va a proveer.
Atrévete a creerle a Dios. Prepárate y siembra una semilla de fe, algo que cuando Dios lo vea, llame su atención; que Él diga: Mira esa ofrenda que esa persona está echando. Porque no ha habido nadie que haya captado la atención de Cristo y su vida no haya sido transformada. Aquella mujer tiene que haber recibido un milagro. Si Jesús vio lo que esta viuda hizo, algo tuvo que haber cambiado en la vida de ella. Atrévete a creerle a Dios, a sembrar una semilla de fe; únete durante todo este tiempo, preséntale a Dios lo más valioso para ti, y tú captarás la atención de Dios, y tu vida será transformada.
Únete al grupo de personas que van a sembrar una semilla de fe en este tiempo fértil. Declaramos que un milagro viene a favor de tu vida. Creemos contigo por tu milagro.
Pastor Roberto Ramírez
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