Los Diez Mandamientos 3
Éxodo capitulo 20 versículo 7 dice, "no tomaras el nombre del Señor tu Dios en vano; porque no dará el Señor por inocente al que tomare su nombre en vano"
¡No reduzcas a Dios!
Éxodo capitulo 20 versículo 7 dice, "no tomaras el nombre del Señor tu Dios en vano; porque no dará el Señor por inocente al que tomare su nombre en vano". En otras palabras lo que este mandamiento esta diciendo es: no reduzcas a Dios con tus palabras ni con tus acciones. No minimices a Dios. No lo hagas chiquito. No tomes el nombre de Dios en vano.
Hay un ambiente de mucha informalidad con Dios que reina en esta generación. Es como una mentalidad o una actitud muy casual acerca de Dios y usamos el nombre de Dios con mucha facilidad y con mucha informalidad. Alguna gente desafortunadamente aun en nuestro vocabulario hemos utilizado a Dios para cosas que no tienen nada que ver con Dios. Lo que la palabra nos esta animando es que cuando usemos el nombre de Dios, nuestro Señor, debemos hacerlo con el respeto y la elegancia que El se merece. Usémoslo con ese cuidado, con esa protección, con esa delicadeza, sobre todo con ese respeto.
"No reduzca a Dios con sus palabras ni con sus acciones. Esto es lo que esta diciendo este mandamiento. No tomes el nombre del Señor en vano"
Dice Proverbios que el principio de la sabiduría es el temor de Dios. Necesitamos pedirle a Dios que nos dé un temor saludable. El temor saludable es el temor de Dios; reconocer que El es grande, majestuoso y sin igual. No hay nadie como nuestro Dios y cuando pronunciamos su nombre lo podemos hacer con confianza pero también con respeto.
En los años antiguos, las personas a las que se les había encargado el escribir las Escrituras se llamaban "escribas". Estos hombres cuando llegaban a una de las palabras que hablaban de Dios se detenían en ese lugar, se iban a su baño, se quitaban su ropa, se bañaban de pies a cabeza, se ponían ropa limpia, regresaban a su escritorio y luego escribían la palabra "Dios". Lo que hacían era para mostrarle el respeto absoluto a un nombre que ellos no podían entender porque Dios es más grande que cualquiera de nosotros, Dios es más grande que nuestro entendimiento. Y le tenían un temor tan sano y un respeto tan profundo que no querían ni siquiera escribir su nombre estando con alguna clase de suciedad en su persona, en su físico.
¡Qué increíble que nosotros tuviéramos el mismo cuidado cada vez que vamos a mencionar ese nombre precioso, santo y temible de Dios, nuestro Señor! Cuando lo nombramos tenemos que hacerlo con admiración, con respeto, con temor.
Los nombres tienen importancia. Ahora, si alguien usa equivocadamente nuestro nombre -"dice Roberto que hagas esto" y Roberto nunca lo dijo - se reduce el impacto y el poder de ese nombre. Si nosotros no usamos con cuidado el nombre de nuestro Señor Jesucristo, lo estamos haciendo quedar mal ante un mundo que le urge saber que Jesucristo es la única respuesta a sus necesidades.
Declara el apóstol Pablo en el libro de Filipenses, "por lo cual Dios lo exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo nombre" y que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, de los que están en la tierra y toda lengua confesará que Jesús es el Señor. ¿Sabe por qué? ¡Porque es el único nombre que es sobre todo nombre!
Quiero que usted vea otro aspecto de esto; porque no tienen nada más que ver con lo que decimos. Dice, "no TOMARAS el nombre del Señor tu Dios en vano".
Lo mismo pasó cuando muchos de ustedes aceptaron a Jesucristo como su Salvador. Usted tomó el nombre del Señor y le dijo, "Señor, te entrego mi vida, te entrego mi corazón". En ese momento usted tomó un nombre que es sobre todo nombre. Cuando nos llamamos cristianos tenemos que recordar que cargamos el nombre que es sobre todo nombre que nosotros debemos portarlo con la seriedad, el compromiso, la dignidad y con la elegancia que se merece; ¡ese honor, ese privilegio de llevar el nombre de Jesús sobre nuestros hombros!
En Isaías 43:1 el Señor gustosamente dice: "mío eres tú. Te puse mi nombre". Dios con mucho orgullo te ha regalado su nombre. Déle gracias a Dios por eso. ¡Qué bueno que tenemos su nombre!
Entonces, ¿cómo nos portamos dignamente?
1. No lo deje en vergüenza. ¡Cuide sus palabras! hable como un representante digno de nuestro Señor Jesucristo. ¡Cuide sus actitudes, cuide sus acciones!
2. Viva a la altura de su gracia. Mateo 10:8 dice, "lo que recibiste de gracia, ahora DA de gracia". Entonces no cobre usted tampoco nada por dar perdón, ni por la misericordia, ni por una segunda oportunidad
3. Viva con la dignidad del Señor. No sea usted un "peleonero". Sea usted como Jesús que es manso, tierno, humilde, que ama, besa y abraza la gente ¡No sea enojón! ¡No sea criticón! ¡No sea tristón! ¡No sea obstinado! Pórtese a la altura del nombre que usted ha tomado.
No reduzca a Dios con sus palabras ni con sus acciones. Esto es lo que esta diciendo este mandamiento. No tomes el nombre del Señor en vano. No lo reduzcas ni con tu forma de hablar, ni con tu forma de vivir.
No se trata de ser perfecto, se trata de estar en la lucha, ¡se trata de echarle ganas!
Pastor Roberto Ramírez
Tema: Los Diez Mandamientos 3
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