Cuando alguien nos dice que lo que estamos haciendo no está bien, podemos llegar a ignorarlos, juzgarlos por locos y no hacerles caso.
Cuando alguien nos dice que lo que estamos haciendo no está bien, podemos llegar a ignorarlos, juzgarlos por locos y no hacerles caso. Se requiere de verdadera humildad para poder escuchar y hacer cambios, y esa humildad, tiende a ser muy escasa. Moisés, un libertador, líder y profeta del pueblo de Israel, es confrontado por su suegro (la ultima persona en el mundo que quieres que te corrija).Jetro le dice a Moisés que no está bien la manera en la cual está juzgando los problemas que surgen en Israel. Imagínate, Moisés estaba atendiendo todas las disputas que cada persona le traía. Estamos hablando de que él se pasaría todo el día escuchando los pleitos y quejas del pueblo, mientras que ellos estarían todo el día parados en una fila interminable para lograr estar unos cuantos minutillos con el ungido.Jetro instruye a Moisés a que delegue responsabilidades y le permita a otros participar en el proceso de atender al pueblo, de manera que él pueda enfocarse en enseñarle a la gente la Ley de Dios y capacitar a un mayor número de líderes. En equipo podemos lograr mucho más que como llaneros solitarios, pero requiere de nuestra madurez y humildad reconocer nuestras debilidades, necesidades y limitaciones, permitiéndoles a otros brillar en sus áreas fuertes.Moisés nos lo ejemplifica claramente en la batalla que enfrentaron contra los amalecitas. Israel se encuentra bajo ataque, pero Moisés no se pone a pelear solo, él hace equipo con otros y es como obtienen la victoria. Mientras que Moisés se retira a la montaña para interceder por la victoria de su pueblo, Josué y sus compañeros permanecen en el campo de batalla. Mientras que Moisés levantaba las manos, los israelitas ganaban, pero cuando las bajaba, el pueblo perdía.
"Nosotros también debemos de funcionar, unidos entre sí a favor de una misma causa."
Y debido a que sus brazos se cansaron, Aarón y Jur lo sentaron y le ayudaron a sostenerlos en alto. ¡Qué tal! Moisés sentadote mientras que los demás luchaban como negros. ¡Solo le faltaba un coco! Pero fue así, trabajando en equipo, que se logró una gran victoria sobre los amalecitas.
¿Cuantos piensan que su pastor, líder, jefe, etc. se la pasa sentado sin hacer nada? No levantes la mano, no te queremos avergonzar. Sin embargo, cada uno de ellos fue más efectivo haciendo la parte que le correspondía. Así es como nosotros también debemos de funcionar, unidos entre sí a favor de una misma causa.
Cuando una persona se está ahogando, el salvavidas está instruido a no acercarse a ella hasta que ve que deja de luchar por salvarse, es hasta entonces, que va en su auxilio. Si se apresura a hacerlo, existe el peligro de que la persona en su desesperación los hunda a ambos. Si no reconocemos nuestra necesidad de otros, será imposible hacer equipo y no solo nos hundiremos nosotros, sino que hundiremos los planes que Dios tiene para usarnos como instrumentos de liberación
Haz equipo con otros. Busca a quién le puedes levantar los brazos, y a la vez, busca a aquellos que te los levantarán a ti. Busca gente que luchará por ti y por la cual lucharás tú también. Se requiere de humildad reconocer que no podemos hacer todo nosotros solos, pero si somos lo suficiente humildes y formamos equipo no habrá límites en lo que podamos hacer.
Pastor Roberto Ramírez