"20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza." Mateo 13:20-21
Jesús estaba explicando la parábola del sembrador a sus discípulos, y estableció que la semilla representa la Palabra de Dios. Ahora, si la semilla es la Palabra, entonces el terreno eres tú. Hay cuatro terrenos diferentes: Al lado del camino, pedregales, espinos, y buen terreno. Específicamente el pedregal, es aquel terreno en que se recibe la palabra con gozo; el problema no es la falta de semilla, sino la falta de profundidad.
Por falta de profundidad, aunque brote, se quema; por falta de profundidad, no se obtiene todo el resultado que Dios ha prometido. No es por falta de Palabra, no es que no haya sido sembrada, no es que no vaya a brotar, es que sencillamente la falta de profundidad hace que no haya fruto. Al no haber profundidad, cuando llega la aflicción, la inquietud, la preocupación, eso hace que queme, que se dañe la semilla. Un familiar hablando negativo de tu iglesia, un compañero de trabajo hostigándote porque tú eres cristiano, eso es persecución por causa de la palabra; y eso hace que ese terreno tropiece y no tenga fruto.
La profundidad es la que determina el resultado que tú vas a recibir de una semilla. Por eso tienes que prestar atención a cuán profundo ha calado la Palabra en tu vida.
Hay muchos niveles de revelación, y muchas razones diferentes por las cuales hacemos las cosas. Cuando tú haces algo por ayudar a una persona, y te sientes bien contigo mismo, ese es un nivel de revelación. Pero la Palabra del Señor dice que es mejor dar que recibir; cuando das con esta consciencia, esa semilla va acompañada de revelación. Ese es un nivel un poco más profundo. Ahora, estamos quienes hemos recibido la Palabra, que la semilla está sembrada en nuestras vidas, y entendemos que el dar es un principio espiritual, y que tenemos promesa de parte de Dios, que él nos devuelve al treinta, al sesenta y al ciento por uno. Ese es un nivel todavía mayor de profundidad. Este es un ejemplo de tres niveles, todos relacionados con el dar, pero cada uno a una profundidad diferente de revelación.
Lo mismo sucede con nuestro cuerpo. Hay personas que son vanidosas, que están frente al espejo todo el tiempo, obsesionados con verse bien, que el maquillaje esté perfecto, si la ropa le favorece o no; y ese es un nivel. Hay otro nivel, que es la persona que cuida su cuerpo porque entiende que es salud. Pero hay un tercer nivel de profundidad, y es cuando tú entiendes que tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Dios te dio tu cuerpo, y tú tienes la responsabilidad de cuidarlo; y, si en lo poco eres fiel, en lo mucho Dios te pondrá. Ese es otro nivel de profundidad.
El problema del pedregal es la falta de profundidad, y la profundidad requiere tiempo. Por eso dice que la semilla brotó pronto; y, como no había profundidad, cuando salió el sol, lo poco que había brotado se quemó. Nos convertimos y queremos ser doctores en teología, una semana más tarde. Pero, para que haya profundidad en tu vida, tú necesitas tiempo.
Muchas veces, no hay profundidad porque estamos buscando resultados en un tiempo que no hace congruencia. Tardamos años en aumentar quince libras, pero entonces queremos perderlas en siete días. Esas son las famosas dietas del sube y baja; bajas quince libras en unas semanas, pero unos meses más tarde pesas veinte libras más. ¿Por qué? Porque no hay profundidad, porque la profundidad necesita tiempo.
Los pedregales son aquellos pensamientos que han sido cimentados en nuestro corazón, que no permiten que la Palabra dé fruto. La razón por la cual la semilla no adquiere profundidad es por causa de los pedregales que se encuentran en ese terreno. Son esos pedregales los que no permiten que la Palabra entre en nuestro corazón, y rinda; va a dar un poco de fruto, pero se va a quemar rápidamente. Esta es la gente que vemos que reciben la Palabra con motivación, siembran una semilla y comienzan a manifestar la bendición de Dios, pero como no hay profundidad, pierden su norte, se creen que esto es como magia, y se van a comprar a crédito, tratando de hacer con sus finanzas aquello que todavía no tienen la madurez de hacer, porque no hay profundidad. Y entonces, más adelante, están en un problema financiero mayor, porque lo cogieron rápido, no dejaron que calara profundo esa revelación, y entonces los resultados que tuvieron se quemaron y se echaron a perder. Y el problema es la falta de profundidad, por causa de los pedregales.
Los pedregales representan los pensamientos negativos que han sido cimentados, que no permiten que haya profundidad en nuestra revelación. Libera tu mente de esos pensamientos, dale tiempo a la Palabra para que adquiera profundidad, para que cale hondo en tu vida. Procura la profundidad para que no se queme la semilla que ha sido sembrada en tu vida, y tú vas a ver los resultados que Dios te ha prometido; tu semilla va a permanecer.
Pastor Roberto Ramírez