QUEMA TUS BUEYES
Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. 49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? 50 Más ellos no entendieron las palabras que les habló." Lucas 2:46-50
José y María en una ocasión perdieron a Jesús, cuando era niño, después de haber ido a unas fiestas en Jerusalén. Buscaron en todo lugar y, al final, le encontraron en el templo. Al igual que José y María en aquella ocasión, la sociedad está desesperada y ansiosa, porque toda su vida buscan lo que se les ha perdido en todos lugares, menos en la casa de Dios. ¿Por qué de primeras no buscan lo que se les ha perdido en el lugar correcto? Van al templo después haber perdido tiempo y todas sus fuerzas.
Jesús le pregunta a María: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? En aquellos tiempos, era un honor que un hijo fuera llamado al ministerio, pero toda madre sabía que la familia perdía a su hijo el día que eso sucediera. La familia debía renunciar a tenerle en su negocio, de la misma manera que el joven tenía que renunciar a todo su pasado. Todo lo que Jesús construyó, levantó, todo lo que hizo junto a José, Jesús lo entregó el día que fue bautizado por Juan el bautista y se movió hacia lo que Dios tenía para su vida.
Para ser discípulo de Dios, hay que dejar y renunciar a todo aquello que te ha sostenido emocional, mental, financieramente, todo lo aprendido en el pasado. No quiere decir que dejes de trabajar, sino que abandones todo pensamiento que te ha atado al pasado y digas: De ahora en adelante, voy a prosperar a la manera de Dios. Si haces lo que Dios quiere que hagas, no te faltará nada. A Cristo nunca le faltó nada; así mismo, Dios se va a encargar de proveer para cada paso que tú tomes.
"19 Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. 20 Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? 21 Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía." 1 Reyes 19:19
Eliseo, que era un empresario, se encontraba en el campo arando cuando Elías pasó por allí. Este hombre era de una familia próspera, trabajando en el negocio de la familia cuando fue llamado al ministerio. Antes de ir tras Elías, se despidió de su familia y del pueblo, matando dos bueyes para decirles a todos: Salgo de este lugar, y renuncio a todo lo que esto representa en mi vida. ¿Serás capaz de dejar todas tus posiciones y logros para servir en la casa de Dios? Es poderoso cuando una persona puede decir: Renuncio a todo lo que emocionalmente me ha sostenido hasta el día de hoy, solo para vivir en sacrificio para Dios. Después de muchos años de servicio a Elías, Eliseo recibió lo que tanto deseaba -una doble porción de la unción de Elías - cuando Elías ascendió al cielo. Lo curioso es que hay gente que espera la doble unción de otro, sin haber renunciado a su pasado para servir. Todo lo que se quiere y se obtiene de Dios, tiene un precio que debes pagar. El precio de renunciar a ciertos sueños, a amistades e incluso a familia. Es imposible obtener lo de Dios, sin quemar tus bueyes.
Así como Elías dejó a su pueblo y familia, Jesús dejó a María y José, para comenzar la preparación de su ministerio en el templo, sin temor a tener falta de provisión. Sirviendo en la casa de Dios, encontrarás provisión de todo lo que tú necesitas. Toma la decisión de dejar tu pasado y servirle; el Señor se encargará de cubrir tus necesidades, abrir puertas, hacer milagros, de darte favor y gracia y llevarte a lugares que jamás pensaste llegarías. Hay un futuro muy grande para tu vida, si eres capaz de renunciar a toda atadura emocional del pasado.
Toma hoy la decisión firme en tu vida de seguir a Cristo, de ser su discípulo, y espera que sea Él quien te dé la recompensa. No hay nadie que haya dejado casa, madre, padre, que no reciba cien veces más aquí y ahora, y en el más allá, la vida eterna. No se ha visto a nadie que le sirva a Dios y no haya recibido su recompensa. Sirve al Señor desde el lugar en que te encuentras, modela su carácter, su vida. Cuando haces esto, el favor y la gracia de Dios vendrán sobre ti de manera sobrenatural, y vas a alcanzar mucho más de lo que jamás habías pensado. Declara que, desde hoy, Dios te da la fortaleza y la fuerza que necesitas para renunciar a todo lo que en tu pasado te ha querido atar para alcanzar el futuro que Dios tiene para ti, en el nombre poderoso de Jesús.
Pastor Roberto Ramírez
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