SERVIDORES Y ANFITRIONES
SERVIDORES Y ANFITRIONES
Obed-edom y su casa demostraron un espíritu de servicio. Aunque se nos dan pocos versos de toda esta familia, en 1ra y 2da de Crónicas, hay varias descripciones de ellos. Eventualmente, hasta nos damos cuenta cómo Obed-edom se muda con toda su familia, para seguir sirviendo al arca del pacto, a la presencia de Dios. La actitud de servir es algo que atrae la presencia de Dios.
Cuando tú aprendes a servir de corazón, a servirle a Dios, a servirle al que está a tu lado; cuando tienes el corazón de servicio, cuando entiendes la verdadera gran comisión, entiendes que Jesús prometió que su presencia iría contigo y te daría descanso, mientras tú cumplas con la gran comisión y le sirvas a él de todo corazón. Cuando hay una actitud de servir, cuando hay un servidor en la casa, cuando tú aprendes a servir al que está a tu lado con amor, cuando aprendes a servir a Dios con el corazón correcto, la atmósfera cambia.
Hubo una mujer que fue juzgada por todos; llevó un pote de alabastro y lo puso a los pies de Cristo. Cuando rompió aquel pote en aquel lugar, el ambiente cambió por completo. Es imposible servir con pasión y no cambiar la atmósfera de todo el lugar. Ese acto de pasión y amor, hizo que esa mujer quedara registrada para la historia; todo por su pasión de servir correctamente.
Tú tienes que tener la verdadera pasión y el deseo de servir, no solo a Dios, sino al que está a tu alrededor.
Obed-edom se convirtió en un buen anfitrión de la presencia de Dios. Dios hace lo que quiere, como quiere, cuando quiere. Eso es verdad. Pero, al mismo tiempo, tenemos que saber que Dios es atraído a ciertos lugares en particular, donde Él es recibido correctamente. Dios va a donde quiere, pero la verdad es que hay lugares donde Él habita porque hay gente en ese lugar que ha hecho propicio el ambiente para que Él pueda habitar allí. Y esa es la diferencia que tú puedes hacer.
En tu casa, en tu hogar, tiene que haber alguien que aprenda y les enseñe a todos tus familiares, cómo ser un anfitrión de la presencia de Dios. ¿Qué hace un anfitrión?
- Cuida del ambiente.
- Cuida de aquel a quien quiere recibir.
Jesús fue a varias casas de varias personas. Entre ellos, Marta y María. Marta no fue una buena anfitriona. Estaba limpiando la casa, pero descuidó al que estaba en la casa. Jesús le dijo: Marta, Marta, estás afanada. Marta debió sentarse a disfrutar de la presencia del Señor en aquel lugar.
Jesús fue invitado a casa de Simón, donde la mujer derramó el pote de alabastro. Interesante que Simón la criticó, en su corazón, y Jesús le dijo: Entré y no me diste agua para beber, aceite para mi cabello ni un beso. ¡Qué mal anfitrión! No tuvo cuidado del invitado especial que tenía.
En una casa, no hace falta que todo el mundo cuide del anfitrión. Lo que hace falta es uno que cuide de Él, y su presencia se hará cargo del resto. Por eso es que tú no puedes descuidar tu lugar de oración. No puedes descuidar tus momentos de comunión con Dios. Tienes que aprender a orar, a adorar. A veces, vas a tener que hacer ciertos acomodos; madrugar, por ejemplo. No tienes que prentender que todos lo hagan, pero sí tiene que haber alguien que mantenga ese ambiente en el hogar, que mantenga la palabra presente. No salgas de tu casa sin que todos hagan una oración; háganla en el auto, de camino a las faenas del día. Tiene que haber alguien que promueva el ambiente correcto para que habite la presencia de Dios.
Ten un lugar de oración, pon versos bíblicos por toda tu casa; enciérrate a orar y lo que pase en el cuarto en que te encierres, se transmitirá a toda tu casa.
Tiene que haber alguien que sea un buen anfitrión de la presencia de Dios. No es tan solo cuidar del ambiente. Hay gente preocupada porque sus hijos tienen tal o cual poster; el ambiente debería ser el mejor; cuídalo en lo que puedas. Pero vas a tener ciertos conflictos con ciertas personas que todavía no tienen la misma fe que tú; pero no cometas el mismo error que Marta, que tenía que tener toda la casa limpia para recibirlo a Él. Dios es capaz de meterse en una casa sucia, si alguien que le presta atención a Él. Y, cuando tú lo tienes a Él, concéntrate en Él y solo en Él, y deja que su presencia te dé descanso a ti, y que su presencia bendiga al que esté alrededor. Te vas a dar cuenta que, el ambiente que se crea, lo que se experimenta, eventualmente, provoca que cada una de esas personas comiencen a bajar su tono de hablar, su forma de expresarse, comienzan a dejar de desear las cosas que deseaban antes. Te vas a dar cuenta que todo el ambiente comienza a cambiar. No quiere decir que no va a haber lucha, batalla. Tú lo que tienes es que saber que tu lucha no es contra carne ni sangre, sino contra prinicipados y potestades, y que la presencia de Dios, si hay alguien que la reciba, entrará y cambiará todas las cosas.
PASTOR ROBERTO RAMIREZ REYES
REPORTE MINISTERIAL
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