Tú Detienes la Maldición
Bendiciones
Los que caminan en la gracia de Dios, van al altar, entregan todo lo que son y lo que tienen. Recibe esta palabra.
"Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche." Génesis 8: 20-22
Desde el versículo 11, vemos que Noé tenía señales de que el agua se había retirado de la faz de la tierra. Vemos que aun cuando él vio que la tierra estaba seca, se quedó unos días más. Noé no salió del arca hasta que Dios le dijo que podía salir. Más adelante, vemos que Noé ofrece sacrificio a Dios, y Dios hace un pacto diciendo que no volvería a maldecir la tierra por causa del hombre. Quien detiene la maldición de la tierra es el hombre. No es Dios quien va a detener la maldición sobre tu país, eres tú, cuando obedeces a Dios. Aquí es donde puedes ver la gracia y la misericordia de Dios.
Siempre hablamos de lo grande del diluvio, pero no hablamos de la gracia y misericordia de Dios. Más grande que el diluvio es la gracia de Dios, porque en tu humanidad tienes la inclinación a lo malo, pero Él te salva. Noé pasó por la experiencia del arca, pero siguió siendo humano, susceptible al pecado y a lo carnal. Lo grande es la misericordia de Dios.
En el capítulo 8, Dios le dice a Noé que saliera del arca y que fructificaran y se multiplicaran. En los primeros versículos del capítulo 9, también Dios los bendice y les dice que fructifiquen y se multipliquen, pero hay una diferencia entre ambos versículos: En el capítulo 8 fue una orden, mientras que en el capítulo 9 fue una bendición, que vino después de que Noé pasara por el altar.
Cuando el hombre peca y se multiplica el mal, Dios tiene que hallar uno que encuentre gracia delante de sus ojos. Encuentra a Noé y, cuando este sale del arca, lo primero que hace es presentarse en el altar de Dios. Dios toma por bueno lo que ve de Noé en el altar para bendecir su vida por el resto de sus días, aunque Dios sabe que el corazón de Noé sigue siendo humano. Dios no solo recibió la ofrenda de Noé, sino que también lo recibió a él, a pesar de sus imperfecciones. El hecho de que tú estés en el arca no te hace perfecto, pero cuando sales del arca, tienes que ir al altar y presentarte delante de Dios. Lo que Dios recibe de ti en el altar es lo que él bendice para que puedas seguir en tu vida. Dios sabe que tu corazón está inclinado a lo malo, pero él va a recibir tu ofrenda en el altar. Cuando lo que traes al altar es grato para Dios, en medio de tu imperfección, la misericordia de Dios será tan grande, que nunca más destruirá la tierra.
Dios le dice a Noé que nunca destruiría la tierra, y que ahora haría temporadas, en las cuales tendría que aprender a trabajar para crear un nuevo mundo. Dios recibe a Noé en el altar, lo bendice, y lo envía a multiplicarse. Lo que tienes que ver en estas Escrituras es lo grande de la misericordia de Dios, que te guarda del diluvio, de los problemas, y en medio de toda la crisis. Muchas personas esperan que, si alguien va a la iglesia, sea perfecto en todo, pero Dios no espera que seas perfecto, porque si lo fueras no servirías para mucho en el mundo. La diferencia entre los cristianos y los del mundo es que nosotros tenemos acceso a la gracia. El mundo ha experimentado la misericordia, Dios los ha guardado, pero nosotros no solo hemos sido guardados, sino que, cuando vamos al altar, tenemos acceso a algo más grande. Aunque Dios sepa que aún piensas en cosas negativas, que tu corazón sigue inclinado al mal, y tienes montones de cosas por las cuales tienes que pedirle perdón a Dios, con todo eso, Dios te cubre con su gracia. Cada vez que vas a la iglesia, no vas a un arca, vas al altar de Dios, y lo importante es que, cuando vas, es a recibir la gracia de Dios. Los que caminan en la gracia de Dios, van al altar, entregan todo lo que son y lo que tienen. Y, si a Dios le agrada lo que tú haces en el altar, él lo bendice y lo multiplica.
Cada vez que vas a la iglesia, debes ir enfocado en que te encontrarás con Dios. No debes desperdiciar ningún momento del servicio, cada cántico, cada alabanza, orar cuando se te pide, dar una ofrenda con alegría, porque Dios sabe que eres imperfecto, pero cada vez que vas al altar con lo mejor, Dios te bendice. Dios pone en tu vida temporadas donde Él mostrará su favor y gracia sobre ti. Dios no está buscando gente perfecta, él busca gente que vaya al altar perfecto, a sacrificar lo mejor de ellos.
Pastor Roberto Ramírez
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