Una Conciencia de Adoracion
En el libro de Hechos se nos presentan entre unos cuarenta a cuarenta y cinco milagros. Uno solo de ellos fue realizado en la iglesia; de hecho, a la puerta de la iglesia. El resto fue en la calle, en las casas de la gente, en los negocios.
A veces menospreciamos nuestras profesiones, lo que Dios nos ha puesto a hacer. Si tú no ves el poder de Dios en eso que tú estás haciendo en el día de hoy, perderás la oportunidad que Dios te está dando de ser un agente de transformación, y serás víctima de los cambios que otros provocan.
En Colosenses 3:22 dice que obedezcamos en todo a nuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres. Y añade que todo lo que hagas, lo hagas de corazón como para el Señor. En esta escritura, Pablo nos está hablando acerca de los deberes sociales de la nueva vida. El hecho de que tú tengas una vida en Cristo, no te exime de tus deberes sociales.
Si eres contador, estilista, ingeniero, ama de casa, secretaria, cocinero, si trabajas en construcción, todo lo que tú hagas, hazlo de corazón como para el Señor. Si eres mesero, sé mesero para el Señor, si tienes tu empresa, que tu empresa sea para el Señor, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia.
Tu cheque no lo firma tu jefe. Tu cheque lo firma Dios. Él da recompensa para aquel que hace todo para el Señor, pero para hacerlo para el Señor hay que hacerlo de corazón. Uno de los problemas que tenemos en nuestra sociedad en el día de hoy es que, por muchas razones, quitamos el corazón de las cosas.
"¿Cómo adoraba Adán a Dios, si en aquel tiempo no había iglesia? Su trabajo era su adoración. "
Una de las razones por las que la gente se desanima es porque ven poca producción de dinero, pero tienen poca producción de dinero, porque dejan de ponerle el corazón a lo que hacen y piensan que su recompensa viene de los hombres y no de Dios.
Te frustras, en tu trabajo, y dejas de poner el corazón en lo que haces, porque piensas que tu jefe nunca te va a dar una promoción, y probablemente tu jefe nunca te la va a dar, pero tu promoción no viene de tu jefe, tu promoción viene del Dios Todopoderoso, que es capaz de recompensar la obra de tus manos, si lo que tú haces lo haces para él.
Otra razón por la cual la gente saca el corazón de aquellas cosas que hace es porque menosprecia las cosas que hace. Y la iglesia ha sido culpable de que la gente menosprecie lo que hace, porque se le pone énfasis a lo que se hace en el altar, a lo que se hace dentro de la iglesia, y nos olvidamos que la razón de ser de la iglesia es transformar.
La iglesia no está para crear líderes para la iglesia, sino para crear líderes para la sociedad. Si esos líderes manejan tan bien su tiempo que pueden servir en la iglesia, gloria a Dios, pero el trabajo de la iglesia no es sacarte del mundo en el que tú vives, sino que es darte las herramientas para que vayas al mundo y seas un agente de transformación.
En el libro de Hechos se nos presentan entre unos cuarenta a cuarenta y cinco milagros. Uno solo de ellos fue realizado en la iglesia; de hecho, a la puerta de la iglesia. El resto fue en la calle, en las casas de la gente, en los negocios.
Uno de los problemas que hay hoy, que no nos permite ser agentes de transformación, es que hemos llegado a pensar que nuestro trabajo es una maldición.
Como en Génesis 3 dice que Dios le dijo al hombre que ahora tendría que trabajar, y que con el sudor de su frente comería, entonces se nos ha hecho creer que el trabajo es una maldición. Pero, ¿qué hacía Adán antes de pecar? También trabajaba. ¿Cómo lo sabemos? Porque la biblia dice que Dios no había podido enviar su lluvia a la tierra, porque no había un hombre que la labrase. Porque si Dios enviaba su lluvia sobre la tierra, la tierra iba a producir, y si no había alguien que recogiera la cosecha, entonces la cosecha se iba a perder.
Así que Dios tiene que crear al hombre para que la tierra pueda producir, para que el hombre pueda tomar dominio. Adán trabajaba comoquiera. Hay labor en fructificar, en sojuzgar, hay labor en dominar, lo que pasa es que se hace con una conciencia diferente. Antes lo hacía porque era el mandato divino, y después lo hacía por necesidad.
¿Cuántas cosas tú haces únicamente por necesidad? Por más cansado que estés, tienes que ir a trabajar por una sola razón: necesidad. El problema es que las necesidades nunca se suplen completamente, porque tú comes hoy, y mañana tienes hambre.
Y hay un momento dado donde trabajamos por necesidad, pero tiene que llegar el momento en que tú aprendas los principios del reino de Dios para que no trabajes únicamente por necesidad, sino que trabajes totalmente para la gloria de Dios, entendiendo que todo lo que tú haces le trae gloria a Dios.
¿Cómo adoraba Adán a Dios, si en aquel tiempo no había iglesia? Su trabajo era su adoración. Y esta es una conciencia totalmente diferente de trabajo. Es la conciencia de que Dios puede sacar gloria de aquello que tú haces.
Pastor Roberto Ramírez
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