Bendiciones
Al instituir la pascua, Dios le dice al pueblo de Israel, a través de Moisés, que se comerían el cordero completo. Se comerían la cabeza, los pies y las entrañas. Cuando vemos el Nuevo Testamento, hay tres cosas que Jesús siempre enfatizó, tres cosas que Jesús siempre quiso que sus discípulos vivieran. Y, si transportamos la historia de la Pascua al tiempo de Jesús, a lo que Jesús representa, a quién es él y la obra que él hizo por nosotros en la cruz del Calvario, podemos ver qué es lo que realmente marca una nueva temporada en tu vida.
Jesús siempre enfatizó tres cosas: Lo importante de caminar por donde él caminaba, sentir como él sentía, y pensar como él pensaba. Tú no puedes pretender tener una nueva vida de liberación, una nueva dimensión, un nuevo nivel, una salida, pensando como tú piensas, caminando como tú caminas, y sintiéndote como tú te sientes. Es el engaño más grande que cualquiera pueda hacerle a cualquier creyente.
Uno de los problemas de los cristianos es que nos vamos al otro extremo de la sociedad. Por ejemplo, a la sociedad le gusta marcar las cosas como enfermedades; a los religiosos, como espirituales. El mundo llama enfermedad a todo porque la única manera de hacer dinero es vendiéndote un medicamento. Para los cristianos, todo es un demonio, y a todo el mundo hay que hacerle un exorcismo. El mundo te medica la depresión, y los cristianos la demonizan. Entonces, viene uno medicado y decimos que está endemoniado. Hay quienes sí necesitan medicarse para ayudarles a salir del problema, pero estamos hablando de un balance correcto. No todo hay que medicarlo, y no todo el mundo tiene un demonio. Hay gente que lo que están es en pecado; y lo que hace falta para eso no es un medicamento ni un exorcismo, sino arrepentimiento, un cambio de vida.
Queremos salir, nadie quiere estar atado, y todos tenemos algo que nos quiere atar; algunos, una adicción; otros, una adicción, pero todos tenemos algo, algo sobre lo que tenemos que tomar autoridad. Y ¿cómo tú lo solucionas? Te tienes que sentar a la mesa y comerte el cordero. ¿Qué es comerte el cordero? Caminar como él camina, sentir como él siente, y pensar como él piensa.
En medio de todo lo que tú estás pasando, pregúntale al Señor: ¿Cómo tú caminas? Las mejores enseñanzas de Jesús a Pedro no se las dio con palabras, sino caminando con ellos, mientras que ellos copiaban exactamente lo que Cristo hizo. Jesús se llevó a Pedro a casa de Jairo y se metió en un cuarto, sacó a los que estaban allí; la hija de Jairo estaba muerta, y allí estaba Pedro, viendo lo que Jesús iba a hacer. Y Jesús le dijo a aquella niña: Talita cumi, niña, a ti te digo levántate, y aquella niña se levantó. Un tiempo después, Cristo ya no está; muere, resucita, va al cielo, y los discípulos comienzan el ministerio, y llaman a Pedro para que resucite a una mujer. Y cuando llega Pedro allí, no fue el curso teológico lo que le ayudó, sino que Pedro hizo lo mismo que Jesús hizo; sacó a los que estaban llorando, se encerró en el cuarto, y le dijo tabita cumi, mujer, a ti te digo, levántate. La solución fue caminar como caminó Jesús.
¿Tú quieres salir de la situación que estás viviendo, de lo que te quiere atar? Tienes que comer las entrañas del Cordero, tienes que sentir como Cristo siente. No puedes salir del lugar que te quiere oprimir caminando como tú caminas, sintiendo como tú sientes, y pensando como tú piensas. La única manera de tener la verdadera libertad es caminar como él camina, sentir como él siente y pensar como él piensa. Tú necesitas ver el mundo como él lo ve, y la única manera de hacerlo es sentándote y comiendo el Cordero; leyendo su Palabra.
No se trata de que estudies teología. Mira lo que Jesús hizo, cómo actuó, cómo habló, los milagros, su compasión por la gente; y deja que sea eso lo que se meta en tu corazón. Muchas veces, lo que te tiene preso es que piensas contrario a como Jesús piensa, sientes contrario a como él siente, y caminas contrario a como él camina. Y tú no puedes ser verdaderamente libre, si no te comes todo el Cordero.
Lo que te hace a ti libre no son las circunstancias que tú estás viviendo, sino tu capacidad en tu interior de caminar como él camina, sentir como él siente, y pensar como él piensa. Solo así, tus reacciones no serán controladas por las circunstancias que tú estés viviendo, sino que tú tendrás la autoridad para vivir en la libertad que Él te ha prometido, a pesar de todo aquello que esté pasando a tu alrededor.
Vuélvete un experto en caminar como él camina, sentir como él siente, y pensar como él piensa. Cuando tengas esta experiencia, tu vida habrá cambiado para siempre, y verdaderamente experimentarás la libertad de Dios.
Los pensamientos que tienes hoy, tu forma de caminar, te tiene detenido, paralizado. Tienes que aprender a pensar de manera diferente. Puedes tener mentores en lo natural, pero ninguno como el Maestro, el Rey de reyes y Señor de señores. Que el Espíritu te revele sus pasos, sus pensamientos y sus sentimientos, para que pronto puedas salir del lugar que te ha querido atar.
Pastor Roberto Ramírez