YO SOY EL QUE SOY
Bendiciónes
Sal de tu desierto, y deja que el poder de Dios se manifieste sobre tu vida, a través de tí; aún a aquellos , Dios librara a mucha gente; aún a aquellos que te mandarón al desierto. Recibe este palabra.
Muchas veces, vivimos con la presión de lo que el mundo va a pensar. Y la gente tóxica se mete en nuestra cabeza, por nuestros errores del pasado, del ayer. Y, sin darnos cuenta, muchas veces, por más lejos que estemos de ellos, los llevamos cargados en nuestra cabeza. Y, una de las peores cosas que nos pasa como creyentes es que, ante los retos divinos, ante los llamados que Dios nos da, nos ocupamos pensando en lo que el mundo dirá.
En Éxodo 3, vemos el llamamiento de Dios a Moisés. Dios sacó a Moisés de la inercia. Parecía que no podría completar el plan de Dios por el error que cometió al matar a un egipcio; aquellos a quienes él defendía, le cuestionaron quién era él para hacer eso. Se fue al desierto por cuarenta años; y Dios le habló, le dijo que necesitaba que saliera de allí y completara su propósito. Dios no había invertido tanto en Moisés, para que él se quedara tanto tiempo dando vueltas en el desierto.
Dios nunca te descarta. Aunque tú has estado dando vueltas, Dios no ha invertido tanto en ti para ahora descartarte. No importa los errores que tú cometas, las vueltas que tú des, Dios todavía tiene planes contigo, y Él busca la manera de llamar tu atención y sacarte de ese lugar y llevarte al lugar que Él quiere. Él no te deja hasta que Él haga lo que ha dicho que va a hacer contigo. Moisés pensaba que era viejo, se había vuelto tartamudo, no sabía hablar, pero Dios lo llamó. Y la preocupación de Moisés era qué pensaría el pueblo, en nombre de quién diría que fue enviado.
Ante los retos más grande de nuestra vida, nos preocupamos por lo que la gente va a pensar, en nombre de quién iremos.
"Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros." Éxodo 3:14
A Moisés se le había metido en la cabeza que el pueblo estaba cuestionando quien él era, lo que él había hecho, el error que cometió. Quizás fue un error matar a aquel egipcio en aquel momento dado, pero lo que mandó a Moisés al desierto no fue matar al egipcio, sino aquellos que cuestionaron quién se creía Moisés que era, si creía que estaba sobre ellos. Y eso es lo que hace la gente tóxica en tu vida, comienzan a meterte dudas en tu mente, llevándote a pensar que tú no puedes alcanzar el propósito de Dios en tu vida. Entonces, Dios te pide que hagas algo, y tú lo que piensas en la respuesta de la gente. Pero la gente no tiene que responder a ti, sino al Dios que va dentro de ti. La gente va a responder al Dios que te envió. Dios va a dejar al pueblo salir, porque Él va contigo.
Deja de pensar qué va a pensar el mundo cuando tú hagas lo que Dios te ha pedido que tú hagas. Algunos lo entenderán, otros no; pero hay otros que van a responder al llamado que Dios ha puesto en tu vida. Quizás te has detenido por lo que otros van a pensar de ti, pero entiende que el mundo que te descartó por el error que tú cometiste es el mismo mundo que Dios te está llamando a libertar. Esa gente que te ha descartado necesita que tú te pares con seguridad, porque ellos no van a ser libres de la esclavitud que viven hasta que tú entres en el llamado que Dios tiene para tu vida. A aquellos que te condenan les conviene que Dios te levante.
Levántate, y di: Yo voy a ir en el nombre de YO SOY EL QUE SOY, y Dios me va a dar la autoridad y todo lo que necesito para liberar a ese pueblo. A través de ti, verán la gloria que jamás habían experimentado. Dios te va a levantar a ti para liberar a la gente tóxica que un día te mandó al desierto.
Aquellos que no creían en ti, van a tener que creer en el Dios que está contigo y que te envió a ellos, van a tener que creer por las señales, por las plagas, por las varas convertidas en serpientes. Dios va a respaldarte con su poder sobrenatural, que hará que Faraón tenga que dejarlos ir. Ellos tendrán que entender que tú eras el escogido, el llamado de Dios.
Deja de estar buscando en el mundo lo que puedes encontrar entre los nuestros, y deja de estar pensando en lo que el mundo piensa de ti, y comienza a caminar en la autoridad del Dios Todopoderoso. Sal de tu desierto, y deja que el poder de Dios se manifieste sobre tu vida porque, a través de ti, Dios librará a mucha gente; aún a aquellos que te mandaron al desierto.
Pastor Roberto armírez
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